20121217

Ensayo y reflexión. Espacio, tiempo y arquitectura






                          ESPACIO, TIEMPO Y
ARQUITECTURA

Domínguez Navarro_Alejandro
Fundamentos del Habitar










REFLEXION ESTRUCTURA GENERAL
El libro “Espacio, tiempo y arquitectura” de Sigfried Giedion, publicado por primera vez en el año 1939, posee una posterior publicación en el que encontramos una ampliación, la cual data del año 1958. Dicho libro se encuentra dividido en IX capítulos los que a su vez están separados en varios sub apartados. La última publicación en la que se encuentra incluida la ampliación consta de un total de 808 páginas.
Trata de explicarnos  el estado actual de su época  a partir de una suma de hechos anteriores, a partir de un tramo de la Historia. Para ello comienza hablándonos del Renacimiento, en concreto del Renacimiento italiano, llegando a expresar las diferentes fases por las que la arquitectura y el arte pasa hasta finalmente el año 1960.
Podría usarse como una especie de resumen de cómo hemos llegado hasta nuestra actualidad pasando por todas las etapas mencionadas. Comienza explicando la arquitectura en tiempos de Roma, contando cómo esta se encuentra fuertemente ligada a las evoluciones tecnológicas y a las de la sociedad. En un momento Giedion ya forma parte de esta historia y nos cuenta, en primera persona y desde dentro, sus sensaciones y opiniones.
Se muestran los momentos más decisivos para la conformación de la Historia. La descripción de estos momentos se realiza a partir de pocos ejemplos de cada momento, pero cada uno de estos se encuentra bastante detallado. 
El libro está dividido en una serie de capítulos referentes cada uno de ellos a un intervalo de tiempo determinado, y explicando en cada uno de ellos como se veía la arquitectura en dicho periodo de tiempo.
En el primer capítulo “La historia como parte de la vida”, nos encontramos ante la vinculación de la historia para crear un presente y a su vez un futuro, y la dualidad que existe entre el pensar y el sentir. Además de una reducida importancia de los cambios de estilos. La arquitectura no es únicamente una cuestión de estilo y de forma, posee vida propia.
El segundo capítulo, “Nuestra herencia arquitectónica” importancia de la perspectiva y del urbanismo con la formulación de nuevos elementos urbanos, para regular la Roma barroca. Por otro lado aparece la pared ondulante y la planta flexible que se abre hacia el exterior integrando en ella la naturaleza.
En el capítulo tercero, “La evolución de las nuevas posibilidades”, Giedion hace un recorrió en el tiempo explicando el porqué y como se van cambiando los materiales en la construcción, explicando las obras más representativas de cada cambio o introducción de una nueva técnica. Todo esto lo hace para poder explicar la arquitectura del siglo XIX. Comienza contándonos como se construye sobre 1750, para llegar a la introducción del hierro como material de construcción. Va recorriendo estos distintos cambios, la introducción de la columna de hierro, el comienzo de la utilización total de la estructura metálica y la combinación del hierro con el cristal. Durante todo este recorrido, lleno de cambios producido por la adaptación de los métodos de construcción producidos por la necesidad de conseguir edificios con mayores luces, hace un paréntesis y explica la existente lucha de pensamientos entre la escuela de bellas artes y la escuela politécnica, con respecto al considerar la técnica y el arte como compatibles.
En el cuarto capítulo, “La exigencia de moralidad en la arquitectura”, encontramos una reflexión del paso de la arquitectura entre la última década del siglo XIX hasta llegar al año 1900, realizándose de esta forma una introducción de la arquitectura contemporánea europea, hasta llegar a la utilización del cemento armado y la influencia que ha tenido sobre la arquitectura.
El capítulo quinto, “La evolución norteamericana”, comienza haciendo una especulación de la visión por parte de Europa de la arquitectura norteamericana y la importancia de la estructura industrial americana. En un segundo plano sigue hablando de la gran relevancia que tiene la estructura tipo “balloon” y de las superficies planas en las construcciones americanas. Finalmente se realiza una explicación de la gran importancia que tiene la Escuela de Chicago y termina con una reflexión sobre uno de los grandes componentes de esta, Frank Lloyd Wright.
El capítulo sexto, “El espacio-tiempo en el arte, la arquitectura y la construcción”, Giedion comienza hablando de la pintura y de su influencia posterior en la arquitectura. Menciona movimientos artísticos como el cubismo, el futurismo o el neo-plasticismo. Hace hincapié en la importancia de la perspectiva y los planos. Comenta también concepción que tienen los futuristas del tiempo. Siguiendo este hilo, comienza a hablarnos de la industrialización europea, centrándose más en la alemana, de la cuál destacan figuras como Peter Behrens, Gropius, Mies o Le Corbusier, y movimientos como el Deutscher Werkbund o el de las artes y el oficio. Enlazando con esto, analiza más en profundidad a los arquitectos más destacados de esta época como son Gropius, Le Corbusier, Mies y Alvar Aalto. Para concluir hace una pequeña reflexión de la separación que existe en este periodo entre el hombre y el lugar que habita, y de la ciudad, enlazando así con el siguiente capítulo.
En el séptimo capítulo, “El urbanismo en el siglo XIX”, por lo tanto nos habla de los primeros tiempos del siglo XIX, en los que se intenta que haya una relación entre la vivienda y la naturaleza en las ciudades de Londres y París. Se centra en unas reurbanizaciones de la ciudad para adaptarla a la época en la que se encuentra. En Londres se separa lo residencial de lo comercial mientras que en París se llevan a cabo varias zonas verdes y plazas arboladas. La calle se va a transformas en un elemento predominante de la transformación, y en este capítulo destaca la intervención de Haussmann.
En el capítulo siguiente, “El urbanismo como problema humano”, nombran una serie de ciudades ideales. Esas ciudades deberían ser construidas de tal manera que protegieran a sus habitantes y al mismo tiempo los hiciera felices. Hubo varios intentos como la ciudad jardín de Howard, la ciudad industrial de Antonio Garnier, pero ambos intentos fracasaron. Se habla de Ámsterdam y de su ensanche, que se desliga de la tradición consiguiendo soluciones, a la vez que se habla del resurgimiento de la urbanística. Como conclusión al leer este capítulo se entiende que debe haber unos planos reguladores regidas por las necesidades de los ciudadanos.
En el último capítulo, “Espacio-tiempo en el urbanismo”, se expresa la actitud contemporánea en relación con la urbanística, de cómo para crear una ciudad se tiene que tener en cuenta diversos datos. También comenta como la concepción de la vida es un elemento fundamental de la urbanística, expresando a su vez el futuro de la ciudad. También trata los tipos de edificios en altura.

QUE  NOS QUIERE DECIR EL AUTOR
En su libro, Giedion plantea en una definición de la arquitectura, del arte y la ciudad basándose para su descripción en el reflejo de las acciones humanas, en diferentes ámbitos que influyen en su conformación, ya sea como movimiento, estilo, etc. Siendo entonces la arquitectura la referencia de un tiempo, o una época, según la condición y el estado del momento.
Para Giedion en esa época el valor de la historia está mal considerado desde el punto de vista arquitectónico, se adoptaban técnicas y formas de un pasado para traerlas a un presente, dando como resultado obras sin sentido y sin ningún carácter anecdótico.
El autor dice que la realidad en cada momento influye en la arquitectura, el urbanismo y las viviendas, por lo que cualquier acontecimiento imprevisible puede hacer variar la situación, y todas estas fuerzas aisladas y divergentes pueden en un momento fundirse en una solidez íntima, es entonces cuando nuestro tiempo habrá dominado la realidad.
Otro de los conceptos a destacar en lo referente a la intención del autor es como varia la arquitectura y los materiales que se emplean para su construcción en función de las necesidades que se van desarrollando a lo largo de los años, por ejemplo el desarrollo de nuevos materiales consigue resolver la necesidad de crear edificios con luces muy grandes y sin soportes interiores que rompan la fluidez del espacio.

RELACION DEL LIBRO CON EL HABITAR
Giedion nos muestra el cambio que se  produce en cuanto al concepto del habitar a lo largo de la historia, comenzando en la época del Renacimiento, hasta llegar a la industrialización de la vivienda y tomando la ciudad como un lugar importante para el habitar. Teniendo en cuenta lo que el concepto de habitar implicaba, se entiende que en un principio La Naturaleza se encuentra totalmente desvinculada, mientras que a lo largo de la historia, ambos términos han llegado a formar parte uno del otro.
En épocas anteriores la importancia de la ciudad residía en aquellos grandes edificios que los gobernantes o reyes erigían en su honor, para ser consagrados, recordados o simplemente porque creían en ello.  Esta forma de ver la metrópolis ha ido cambiando a lo largo de la historia, convirtiéndose la ciudad en un conjunto, y llegando a tener la misma importancia desde un parque a una plaza o incluso un puente. En esta transformación la naturaleza juega un papel muy importante, llegando a ser parte de la ciudad o incluso llegando a formar parte de un todo. Este cambio trae consigo que se produzca posteriormente un cambio en el concepto de habitar, pasando este de un muy lejano plano al más importante. Ya no gira todo en torno a una iglesia o a un castillo, cada uno tiene su importancia. Así la vivienda se convierte en nuestra época en un lugar pensado para el habitar.
A partir de los años 600 y en adelante, el concepto del habitar tiene una estrecha relación con el urbanismo de las ciudades, quedando en un segundo plano la vivienda, la cual no encuentra una solución a todas las necesidades que el ser humano precisa para poseer un estilo de vida adecuado. El concepto espacio-tiempo se puede ya presentir en el nuevo trazado de la ciudad de Ámsterdam, lo cual no se había encontrado en la conformación de ninguna otra ciudad.
“Propongo que me construya una casa en donde pueda vivir, esto antes que todo…mi casa tiene que poseer una sola habitación grande y cuatro pequeñas; una se utilizará como vestidor, otro para mis vestidos de seda, otra para guardar las vajillas y otra para los paraguas y los chanclos” Soltera y su casa de una sola habitación, De Gadner. El cliente que sabe lo que quiere es una de los mayores adelantos que se producen en la arquitectura americana, haciendo de esta forma que los arquitectos deban saber adaptarse a las necesidades de aquellos que van a habitar las construcciones que diseñen. Esto es uno de los conceptos que la arquitectura europea admiraba de la norteamericana, debido a que aún a finales del siglo XIX en los países de Europa se pensaba más en la construcción del diseño que en las necesidades del cliente.
Conforme la industrialización se iba asentando en Europa, las viviendas se vieron condicionadas por la producción en serie. Numerosos arquitectos se adhirieron a este tipo de creaciones como es el caso de Walter Gropius o Le Corbusier. Sin embargo arquitectos como Alvar Aalto rechazaron este modo de crear arquitectura, centrándose en una arquitectura más vinculada a las necesidades de la persona que la habite, siendo uno de los pocos que piensa de esta manera.

OPINIÓN GENERAL
Giedion trata de mostrarnos el origen y el desarrollo de la arquitectura de sus tiempos a través de un análisis del pensamiento y la sensibilidad humana.  Y para ello establece un vínculo entre todas las artes. Esto es algo que hoy en día se ha perdido. Los jóvenes arquitectos no nos relacionamos con los jóvenes pintores o escultores, no compartimos nuestras inquietudes. Este puede ser un gran fallo de nuestra época.
La arquitectura y el urbanismo van evolucionando según las necesidades y recursos que se presentan en el tiempo, en el carácter privado y público (la comunicación entre la residencia, la vida privada, el trabajo, las zonas de ocio). Lo que más me llama la atención son las grandes obras, que en cierto modo ha ido vinculada a movimientos sociales, al poder, a pensamientos e ideologías… Las grandes obras que acaban destacando y sobresaliendo en nuestras ciudades. Estas construcciones no se llevarían a cabo si no hay una necesidad de uso, un público que necesite usarlas, un movimiento o corriente que quiera marcar su poder, como por ejemplo el Vaticano al crear San Pedro con su gran cúpula, destacando sobre la ciudad y teniendo un control visual sobre toda Roma.
La arquitectura es dependiente de un montón de factores que en teoría no deberían ser importantes para hacer una obra.
Tal vez el título de ‘ESPACIO, TIEMPO  y arquitectura’ se refiera a que la arquitectura es un reflejo de la sociedad del momento.
Esta apreciación de Giedion sobre la arquitectura es muy acertada, el proceso y evolución que se ha dado a través de la historia ha estado delimitada y definida por la condición del ser humano, ya sea por sus necesidades, como inicialmente fue en la antigüedad, como monumento a la muerte y a las monarquías, como reflejo a la grandeza de una civilización, y hasta como obra de arte. También los aspectos que Giedion trata en su definición, demuestran la responsabilidad que el arquitecto tiene con la sociedad y la influencia que tiene sobre ella.

20121215

Reflexiones sobre el habitar, ensayo

Curro González. La Vivienda Colectiva, Territorio de Excepción


PLUS, LA VIVIENDA COLECTIVA, TERRITORIO DE EXCEPCIÓN
DRUOT, LACATON & VASSAL

Manuel Francisco González Guerrero/Grupo C/Fundamentos del Habitar/ Profesores Antonio Herrero y Rafael Casado/ Curso 2012-2013/ ETSArquitecturaSevilla


RESUMEN DEL LIBRO.

Siguiendo la idea vertebradora del curso, enunciada bajo la máxima “Reciclar el habitar”, se procede a la lectura de este libro ampliamente recomendado por su conexión con el contenido del curso y la problemática actual en torno a las viviendas sociales y de bajo presupuesto. El libro nos ofrece una visión pedagógica del problema y trata de mostrarnos la forma de actuar empleada por este estudio francés a la hora de enfrentarse a estas realidades.

El libro consta de una introducción a manos de Ilka y Andreas Ruby en la que se enmarca la necesidad de una revisión de las formas de habitar en comunidad que se establecen en Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Tras esta introducción, se nos desarrollan los preceptos básicos seguidos por estos tres arquitectos en  tres extensos capítulos, y luego se procede a mostrar las intervenciones llevadas a cabo en distintas promociones de vivienda colectiva dentro de Francia.

En el primer capítulo ya se nos enuncia una de las ideas fundamentales: “No derribar nunca, no restar ni remplazar nunca, sino añadir, transformar y utilizar siempre.”
Esto es, tratar siempre de partir de la prexistencia independientemente de su calidad o grado de deterioro porque es la única manera de avanzar e innovar socialmente. Además la reconstrucción, recalificación y replanteamiento de los espacios son siempre operaciones menos costosas y con mejor resultado que la tábula rasa con la consiguiente demolición previa. Se trata de mostrar una actitud atenta ante la prexistencia y ser capaz de valorarla en toda su amplitud de parámetros. Asimismo, el usuario se erige como protagonista indiscutible de la intervención, siendo el objetivo primario de los arquitectos facilitarle los usos y simplificar su vida.
Así, ya en este primer punto se nos muestran una serie de claves maestras para alcanzar  los nuevos estándares previstos partiendo de una serie de bondades ya existentes en la mayoría de torres periféricas de viviendas sociales que pueden encontrarse en todas las ciudades francesas desde los años 50 hasta la actualidad. Algunas de estas claves son:
- Ampliar las viviendas aumentando la superficie de la sala de estar y significándola respecto al resto de la casa.
- Dotar de transparencia a las fachadas y espacios aterrazados.
- Intervenir sobre los espacios residuales de paso como rellanos, ascensores y escaleras.
-  Des-densificar las plantas bajas o cubiertas para dotar al edificio de equipamientos de uso común exclusivo para los vecinos.
- Donde sea posible, introducir viviendas complementarias.
- Dotar al edificio de espacios exteriores bien organizados y con un uso concreto.

Nos hablan en un siguiente punto de la amplitud de posibilidades que ofrecen las viviendas objeto y las zonas donde se ubican. Se preguntan asimismo por la conveniencia del actual modelo preestablecido de vivienda estándar para una familia tipo. Hoy día, ¿Cuál es la familia tipo? Con la entrada en crisis de este concepto entra a su vez en crisis prácticamente el fundamento básico de nuestra sociedad occidental actual. Esta situación actual en la que la vivienda viene como algo dado comienza a desajustarse de la realidad, y ya no funciona para todos el ideal de vivienda burguesa que se nos ha querido vender durante el siglo XX. La adaptación mediante un simple cambio de escala ya no es posible, se hacen necesarios diferentes mecanismos de actuación.  La casa hoy no se amolda al dueño, sino que es el dueño el que se amolda a la casa.
Druot, Lacaton y Vassal proponen un nuevo modelo mucho más libre, en el que la casa se presenta como un catálogo de espacios de calidades complementarias y contrastadas.

El segundo capítulo comienza hablándonos de lujo y facilidad. Los arquitectos insisten en la idea de cambiar el concepto de calidad de vida, regido por unos estándares, por el de lujo, mucho más subjetivo y adaptable a cada uno de los habitantes de las viviendas. Se nos presenta el lujo como una generosidad de espacios, luz y confort por encima de lo esperado. Debe buscarse siempre el equilibrio entre generosidad y sencillez. Un ejemplo de esto es, para los autores, el de las Case Study Houses (a una escala totalmente diferente).
Más adelante se critica la poca implicación que tuvo el movimiento moderno con las necesidades reales de vivienda imperantes en su época. Se critica la combinación histórica de arquitectura y urbanismo como fuentes importantes de este fracaso de la vivienda colectiva. La idea misma del plano de ordenación provoca que el arquitecto se desvincule de los interiores y se dedique a disponer a su antojo terrones de azúcar sobre una maqueta para contener a un número determinado de personas. El fuerte encorsetamiento que conlleva el planeamiento urbano lleva al arquitecto a acabar proyectando una arquitectura normativa que cumpla con todos los requerimientos legales, olvidándose por completo de la escala menuda y del elemento más importante de un proyecto, que debe ser el usuario.
J.P. Vassal defiende que en cualquier proyecto, independientemente de su escala, debe tenerse muy en cuenta al usuario, dándosele la misma consideración al cliente que encarga una villa privada que al ciudadano que se dispone a habitar una vivienda colectiva de bajo presupuesto.
Los autores observan horrorizados cómo durante la época de la reconstrucción, el placer de habitar no se contempla como un parámetro importante del proyecto, siendo mucho más importantes aspectos que en opinión de los arquitectos deberían quedar supeditados al confort y calidad de vida del usuario. “La gente es gente, le gusta estar bien y las cosas que se hacen para la gente deben estar bien”.
Desde el punto de vista económico, los números les dan la razón. Existen tres razones fundamentales por las que es preferible optar por la reconstrucción frente a la demolición. En primer lugar, por afán especulador, se ha demostrado que cada vez se construyen viviendas más pequeñas, con lo que estamos destruyendo una superficie x para construir una superficie menor, lo cual redunda en beneficio del promotor y pérdida del usuario. Otro motivo es la indiscutible escasez de viviendas (en Francia) y el gran sector poblacional que trata de ocupar una. En tercer lugar, la voluntad conservadora del arquitecto de transformar un bien ya existente y que ofrece la única manera de ir más allá en la concepción de nuevas maneras de habitar. La construcción de nueva planta es incapaz de ofrecer esa oportunidad tanto desde el punto de vista económico como desde el punto de vista cultural.
El presupuesto necesario para transformar un edificio ya existente es entre tres y seis veces más bajo que el necesario para derribar y construir de nuevo. Además, preocuparse por la gente antes que los sistemas es otra buena manera de entender lo económico. En el contexto de una crisis de la vivienda como la agua, la primera intervención adecuada al entorno es el reciclaje y el incremento de intervenciones en los grandes conjuntos de viviendas, lo cual no pasa precisamente por derribarlos. La cuestión del entorno empieza por una mirada desde el interior.

La transformación permite lanzar una mirada libre de ideas preconcebidas, dar importancia a aquello que tiene potencial y vitalidad. Es necesario mostrar que el acto de transformación implica que ciertas estructuras  permanezcan, que prolonguen su vida permitiendo nuevas maneras de ser usadas y habitadas.

Defienden que la utopía moderna comienza en este difícil clima actual, precisamente a la idea del reciclaje de los espacios, que permite estrategias de unión, hibridación y transformación.
Estas estrategias generan complejidades impensables de alcanzar partiendo de cero.
Ya no existen los encargos que dan la posibilidad de inventar una ciudad de la nada, como sucedía en los años 60 o 70. A cambio, ahora tenemos la misión de transformar esa ciudad, lo cual constituye un acto eminentemente cultural.
En cuanto al problema de la convivencia y la idea de comunidad se defiende la idea de generar el proyecto de dentro hacia fuera, a partir de un recorrido que comienza en el dormitorio de una vivienda y acaba en los espacios públicos asociados a la misma. Al proponer buenos apartamentos pensados casi a medida, proporcionando servicios y facilidades. La manera de proceder es asociativa y acumulativa, y así paso a paso se construye la ciudad. Este mismo proceso, para dos, 4, 20 o cincuenta personas es el que “crea” ciudad.
Critican que muchas veces  cuando se busca favorecer la mezcla social, evitando la creación de guetos, se hace necesaria la creación de casas unifamiliares para insertar a población de nivel adquisitivo más alto, lo cual implica contar con la promoción privada. Así el discurso sobre la mezcla y la tolerancia es realmente un discurso económico disfrazado de discurso social.
El discurso sobre la vivienda unifamiliar es, a fin de cuentas, el mismo que el de la colectiva. Se añaden además los problemas de espacio que generan las viviendas unifamiliares al consumir el territorio.
Ciertamente hoy en día incluso se tiende a la inversión del fenómeno, generándose exclusivas viviendas plurifamiliares en torres de magníficas vistas  y aislando colectivos problemáticos en viviendas unifamiliares de escasa calidad.
En cuanto al espacio público, manifiestan el problema que se da en la total desconexión entre el proyectista de los edificios y el proyectista del espacio público que los rodea.  La gestión de todo el área así como los edificios debe ser planteada como un todo, por una misma mano. Nos cuentan que lo que define a un espacio libre es su uso, y que en muchas ocasiones son más exitosos espacios abiertos sin ningún impedimento ni uso predefinido en proyecto pero que permiten libertad para que el usuario desarrolle la actividad que considere más oportuna. Estos espacios funcionan muy bien porque permiten que la gente se apropie libremente de ellos y requieren un mantenimiento mínimo. Es, por tanto, el uso el que se encarga de modelar el espacio público y no al revés.
Por último se plantean cómo cambiar las connotaciones negativas que presentan los grandes conjuntos de viviendas de cara a la población.
Observan como esta imagen mental negativa no lo es tanto en los habitantes de estas zonas de la ciudad.  La gente no quiere ser desalojada de sus viviendas, se sienten ligadas a ellos, y muchas veces es más un problema de los alcaldes y las personas que verdaderamente no viven ahí.

En conclusión, Druot, Lacaton y Vassal muestran en este libro que una forma diferente de aproximarse a la vivienda colectiva es posible y necesaria en los tiempos que corren.  Con la actual crisis económica y social que atraviesa el mundo, los recursos ya existentes deben aprovecharse y reutilizarse de la mejor manera posible. Por tanto, desde este punto de vista es completamente justificable el reciclaje frente a la demolición y creación a partir de cero. Además, este reciclaje no se limita solo a los elementos materiales de las viviendas, sino que va mucho más allá. Se trata del reciclaje de los modos de habitar que hasta ahora se han considerado indiscutibles y fuera de todo debate.  Se trata de reformular una serie de convenciones sociales que no están tan claras a día de hoy. De aprovechar mejor los recursos. Han demostrado que por un precio menor, podemos obtener un mayor beneficio.

Además, otro punto importante en su reflexión es el de tener en cuenta al usuario, no proyectar desde lejos, viendo el edificio como objeto, sino como contenedor de personas.
Estas personas tienen sus propios gustos, necesidades, carencias, deseos. No son un simple número que debe de encajarse en unos metros cuadrados determinados de la forma que cumpla la normativa más a rajatabla. No son, en ningún caso, personas de clase B, con menos derecho al confort que los propietarios de la más ostentosa mansión.
Este punto en particular ha suscitado mucho mi interés ya que mi trabajo de investigación y reciclaje del habitar se ha desarrollado en las Viviendas Sociales en San Jerónimo del grupo MGM. Al ir allí y cuestionar a los propietarios acerca de sus viviendas, todos incidía en que lo que más les disgustaba de ellas era su apariencia, la piel que envolvía al edificio y que le confería un aspecto carcelario. Seguramente,  los arquitectos en la comodidad de su estudio consideraron este cerramiento como el ideal para la situación planteada. Seguramente estaban seguros de su belleza, de las buenas propiedades climáticas que confería al edificio y de que era un elemento acorde con su discurso. Sin embargo, no tuvieron en cuenta al usuario. No tuvieron en cuenta el perfil del potencial ocupante de esas viviendas, y aquí cometieron el error.
A estos habitantes no les importa la modernidad, el discurso, ni siquiera las propiedades climáticas del edificio, más alla de su confort personal. Ellos quieren vivir bien y vivir en un sitio agradable, y con esos elementos preconcebidos y prediseñados, es de todo menos un lugar placentero en el que estar.